sábado, 28 de junio de 2014

EL MILAGRO GRIEGO: PARMÉNIDES DE ELEA




                                                              “Todo lo que hay ha existido siempre. De la nada, nada surge. Y tampoco un ente puede desaparecer en la nada”
Parménides 


    Nació en Elea (hoy Italia) entre el año 530 y el 515 a.C. y falleció alrededor del 450 a.C. Fue filósofo y legislador. Tuvo como maestros a Jenófanes y luego a Aminias, un pitagórico. Otros creen que fue alumno de Anaximandro. Parménides fue el primero en reflexionar sobre la razón, en pensar en el pensar. Fundó la escuela eleática, con ideas opuestas a las de los filósofos materialistas de Mileto y a las pitagóricas. Entre sus discípulos se encuentran: Zenón de Elea, Meliso de Samos y Leucipo.
    Parménides distingue entre apariencia y esencia. Decía que, frente a la realidad sensible que percibimos, cambiante y efímera, existe la realidad eterna y permanente del ser, debemos entonces buscar la realidad detrás de las apariencias del mundo de los sentidos y distinguir la verdad (el ser) de la opinión (el no ser). Con Parménides se introduce en la construcción científica un rigor lógico que busca y trata de encontrar racionalmente el carácter de permanencia que otorga al conocimiento su esencia, su objetividad. Según él, "la razón acabará por tener razón".
      Su filosofía de inmutabilidad se opone a la mirada de un mundo dinámico, de Heráclito. Estos filósofos ilustran dos posibilidades extremas de enfocar la realidad, cualquier otro modo de considerarla no consistiría en otra cosa que combinar sus puntos de vista.
     Al igual que El Oscuro, su manera de expresarse era oracular e incomprendida por el vulgo. No se conserva ninguno de sus escritos pero a partir de numerosas citas de otros filósofos se ha reconstruido gran parte de Sobre la naturaleza, posiblemente su única obra, en la cual habla con una diosa que le comunica la doctrina en forma de revelación.
      En sus reflexiones sobre el ente realizó razonamientos como los siguientes:

    La decisión consiste en esto: o es o no es, porque el no-ente no lo puedes pensar. Es necesario decir y pensar que el ente es; pues le es propio ser, mientas que no le es a la nada.
   El ente es único. Porque si no, sería múltiple. Supongamos el caso más simple, que fuesen dos, tendría que haber una diferencia entre ambos, puesto que si no se diferenciasen en nada no serían dos, sino uno. Pero lo que se diferencia del ente es el no-ente, la nada. Mas como la nada no es nada, resulta que no puede haber diferencia alguna y no puede haber sino un solo ente.
    El ente es inmutable, porque cualquier tipo de cambio supondría que se transformase en algo diferente; pero como lo diferente del ente es el no-ente, y el no-ente es la nada, el ente no puede cambiar. Para moverse, el ente necesitaría un espacio donde desplazarse, el cual debería ser diferente del ente, pero como lo diferente del ente es el no-ente, la nada, no puede haber espacio ninguno donde el ente se mueva. El ente, pues, es inmóvil.
     El ente carece de origen. Si hubiera tenido origen, habría tenido que ser engendrado y producido, o bien por lo que es, por el ente, lo cual es imposible, puesto que ya es, o bien por algo diferente del ente. Pero como lo diferente del ente es el no-ente, la nada, no hay nada que pueda haberlo originado, por consiguiente, es ingenerado.
     El ente es imperecedero e intemporal, porque si se destruyese, si dejase de ser, sería el no-ente, la nada. Jamás era ni será, puesto que es ahora todo a la vez.

    Ese “ente” sobre el que reflexiona Parménides no es un objeto material, es algo abstracto, es el máximo de la abstracción o aún el pensamiento vacío. Parménides no sólo fue el primer filósofo racionalista, sino también el más extremo de todos. Para él, únicamente con el pensamiento puede alcanzarse la verdad, pues es lo mismo ser y pensar (o ser y ser pensado).
      Parménides habló de seres “bicéfalos”, para los cuales “ser y no ser son lo mismo y no lo mismo”, y de su falso camino hacia la verdad, posiblemente criticando a Heráclito, lo que implicaría que indudablemente conocía su obra. También es muy probable que Heráclito conociera las ideas de Parménides porque, si bien Efeso y Elea estaban alejadas, en el mundo griego se mantenía una relación muy generalizada entre las ciudades, sobre todo en cuanto a lo intelectual.
    Enunció tres de los cuatro principios de la lógica clásica (el cuarto es de Leibniz[1]), los cuales se siguen usando actualmente.


       Tanto la doctrina platónica de las formas como la metafísica aristotélica, guardan una deuda incalculable a la vía de la verdad impuesta por Parménides, lo cual nos permite decir que el mundo occidental forjó su sentido común en base a su filosofía.
   Importantes filósofos de los últimos siglos, como Hegel y Heidegger, reconocen en Parménides el comienzo del filosofar auténtico. Las leyes físicas de conservación de energía y de conservación de la masa también tienen su precedente en sus pensamientos.
       Platón, en su obra Teeteto, cuenta que cuando Parménides tenía unos 65 años, junto con su famoso discípulo Zenón, conoció a Sócrates cuando éste último era aún muy joven. Luego del encuentro, el mismísimo Sócrates dijo:

"Parménides es venerable y temible a la vez, se me reveló en él una magnífica y poco frecuente profundidad de espíritu".




[1] Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Filósofo, lógico y matemático alemán. Por el grado de conocimiento que adquirió en todos los saberes de su época es considerado el último universalista. Se lo recuerda, entre otras cosas, por inventar el sistema binario, por ser uno de los creadores del cálculo infinitesimal y por intentar crear una lógica simbólica que permitiera demostrar proposiciones de cualquier rama del saber, convirtiéndolo en un precursor de la lógica simbólica, del logicismo y del formalismo.


2 comentarios:

  1. Querido y admirado Federico. Hoy mi hija tenía que estudiar, y aclararse con Parménides. Recordé esta joya que dejaste escrita en internet y se lo he recomendado. Como no podía ser menos, me ha respondido que están aclaradas las dudas. Muchas gracias maestro

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    1. Me alegro de que le haya servido, mi buen amigo. Un placer.

      Abrazo, Miguel!

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