“Todo lo que hay ha existido siempre. De la nada, nada surge. Y tampoco un ente puede desaparecer en la nada”
Parménides
Nació en Elea (hoy Italia) entre el año 530 y el 515 a.C. y falleció alrededor del 450 a.C. Fue filósofo y legislador. Tuvo como maestros a Jenófanes y luego a Aminias, un pitagórico. Otros creen que fue alumno de Anaximandro. Parménides fue el primero en reflexionar sobre la razón, en pensar en el pensar. Fundó la escuela eleática, con ideas opuestas a las de los filósofos materialistas de Mileto y a las pitagóricas. Entre sus discípulos se encuentran: Zenón de Elea, Meliso de Samos y Leucipo.
Parménides distingue
entre apariencia y esencia. Decía que, frente a la realidad sensible que
percibimos, cambiante y efímera, existe la realidad eterna y permanente del ser,
debemos entonces buscar la realidad detrás de las apariencias del mundo de los
sentidos y distinguir la verdad (el ser) de la opinión (el no ser). Con Parménides
se introduce en la construcción científica un rigor lógico que busca y trata de
encontrar racionalmente el carácter de permanencia que otorga al conocimiento
su esencia, su objetividad. Según él, "la razón acabará por tener razón".
Su filosofía de
inmutabilidad se opone a la mirada de un mundo dinámico, de Heráclito. Estos
filósofos ilustran dos posibilidades extremas de enfocar la realidad, cualquier
otro modo de considerarla no consistiría en otra cosa que combinar sus puntos
de vista.
Al igual que El Oscuro, su manera de expresarse era
oracular e incomprendida por el vulgo. No se conserva ninguno de sus escritos
pero a partir de numerosas citas de otros filósofos se ha reconstruido gran
parte de Sobre la naturaleza,
posiblemente su única obra, en la cual habla con una diosa que le comunica la
doctrina en forma de revelación.
En sus reflexiones sobre el ente realizó razonamientos como los
siguientes:
La decisión consiste en esto: o es o no es, porque el no-ente no lo puedes pensar. Es necesario decir y pensar que el ente es; pues le es propio ser, mientas que no le es a la nada.
El ente es único. Porque si no, sería múltiple. Supongamos el caso más simple, que fuesen dos, tendría que haber una diferencia entre ambos, puesto que si no se diferenciasen en nada no serían dos, sino uno. Pero lo que se diferencia del ente es el no-ente, la nada. Mas como la nada no es nada, resulta que no puede haber diferencia alguna y no puede haber sino un solo ente.
El ente es único. Porque si no, sería múltiple. Supongamos el caso más simple, que fuesen dos, tendría que haber una diferencia entre ambos, puesto que si no se diferenciasen en nada no serían dos, sino uno. Pero lo que se diferencia del ente es el no-ente, la nada. Mas como la nada no es nada, resulta que no puede haber diferencia alguna y no puede haber sino un solo ente.
El
ente es inmutable, porque cualquier tipo de cambio supondría que se
transformase en algo diferente; pero como lo diferente del ente es el no-ente,
y el no-ente es la nada, el ente no puede cambiar. Para moverse, el ente necesitaría
un espacio donde desplazarse, el cual debería ser diferente del ente, pero como
lo diferente del ente es el no-ente, la nada, no puede haber espacio ninguno
donde el ente se mueva. El ente, pues, es inmóvil.
El
ente carece de origen. Si hubiera tenido origen, habría tenido que ser
engendrado y producido, o bien por lo que es, por el ente, lo cual es
imposible, puesto que ya es, o bien por algo diferente del ente. Pero como lo
diferente del ente es el no-ente, la nada, no hay nada que pueda haberlo
originado, por consiguiente, es ingenerado.
El
ente es imperecedero e intemporal, porque si se destruyese, si dejase de ser,
sería el no-ente, la nada. Jamás era ni será, puesto que es ahora todo a la vez.
Ese “ente” sobre el que reflexiona Parménides no
es un objeto material, es algo abstracto, es el máximo de la abstracción o aún
el pensamiento vacío. Parménides no sólo fue el primer filósofo racionalista,
sino también el más extremo de todos. Para él, únicamente con el pensamiento
puede alcanzarse la verdad, “pues es lo mismo ser y pensar” (o ser y ser pensado).
Parménides habló de
seres “bicéfalos”, para los cuales “ser y no ser son lo mismo y no lo mismo”, y
de su falso camino hacia la verdad, posiblemente criticando a Heráclito, lo que
implicaría que indudablemente conocía su obra. También es muy probable que
Heráclito conociera las ideas de Parménides porque, si bien Efeso y Elea
estaban alejadas, en el mundo griego se mantenía una relación muy generalizada
entre las ciudades, sobre todo en cuanto a lo intelectual.
Enunció tres de los
cuatro principios de la lógica clásica (el cuarto es de Leibniz[1]),
los cuales se siguen usando actualmente.
Tanto la doctrina platónica de las
formas como la metafísica aristotélica, guardan una deuda incalculable a la vía
de la verdad impuesta por Parménides, lo cual nos permite decir que el mundo
occidental forjó su sentido común en base a su filosofía.
Importantes filósofos
de los últimos siglos, como Hegel y Heidegger, reconocen en Parménides el
comienzo del filosofar auténtico. Las leyes físicas de conservación de energía
y de conservación de la masa también tienen su precedente en sus pensamientos.
Platón, en su obra Teeteto, cuenta que cuando Parménides tenía unos 65 años, junto con
su famoso discípulo Zenón, conoció a Sócrates cuando éste último era aún muy
joven. Luego del encuentro, el mismísimo Sócrates dijo:
[1] Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) Filósofo, lógico y matemático
alemán. Por el grado de conocimiento que adquirió en todos los saberes de su
época es considerado el último universalista. Se lo recuerda, entre otras
cosas, por inventar el sistema binario, por ser uno de los creadores del
cálculo infinitesimal y por intentar crear una lógica simbólica que permitiera
demostrar proposiciones de cualquier rama del saber, convirtiéndolo en un
precursor de la lógica simbólica, del logicismo y del formalismo.
Querido y admirado Federico. Hoy mi hija tenía que estudiar, y aclararse con Parménides. Recordé esta joya que dejaste escrita en internet y se lo he recomendado. Como no podía ser menos, me ha respondido que están aclaradas las dudas. Muchas gracias maestro
ResponderBorrarMe alegro de que le haya servido, mi buen amigo. Un placer.
BorrarAbrazo, Miguel!